Muchas empresas industriales saben que podrían funcionar mejor, pero no siempre tienen las herramientas ni la estructura para lograrlo. Operan por experiencia, por intuición o por costumbre, sin sistemas de control, sin métricas claras y con organizaciones sobredimensionadas que ralentizan las decisiones. Por ello llevamos a cabo un diagnóstico y una implantación de un plan de mejora.
Este fue el caso de una compañía del sector alimentación con más de 12 millones de euros en facturación anual, ubicada en O Grove, que decidió enfrentarse a sus cuellos de botella operativos con valentía: apostó por un diagnóstico profundo y la implantación de un plan de mejora integral, con foco en el rendimiento, la organización y la planificación.
El resultado fue un antes y un después para toda su estructura operativa.
¿QUE CONSEGUIMOS?
Mayor control operativo
Los equipos ganaron en foco y responsabilidad
Reducir costes ocultos
Mejorar la agilidad interna
La planificación de producción se volvió más precisa
Descubre el paso a paso detrás de estos logros.
Una empresa con gran actividad y poco control sobre su desempeño operativo
La compañía llevaba años funcionando, con buen volumen de negocio, pero con una sensación constante de ineficiencia. Las decisiones se tomaban sin datos actualizados, los equipos no tenían indicadores claros de éxito, y la estructura de puestos estaba inflada con demasiados roles auxiliares sin impacto directo en la productividad.
La planificación era compleja, poco flexible y difícil de ajustar a las necesidades reales. Además, los resultados individuales no se medían ni recompensaban, lo que afectaba al compromiso y a la responsabilidad de cada persona.
Había mucho margen de mejora, y la dirección decidió actuar.
El problema: ausencia de control, planificación poco efectiva y estructura desajustada
Durante la fase de diagnóstico se detectaron varios retos clave:
- No existía un sistema de control operativo sólido, lo que impedía tomar decisiones basadas en datos.
- La organización tenía un exceso de puestos auxiliares, sin impacto directo en la generación de valor.
- Los roles de gestión y operativos no estaban claramente diferenciados.
- La planificación de producción era excesivamente compleja, difícil de adaptar a imprevistos y poco conectada con criterios objetivos.
- No existía un sistema de evaluación ni una retribución variable asociada al desempeño.
- El compromiso de los equipos estaba limitado por la falta de seguimiento y reconocimiento.
Todo ello generaba cuellos de botella, baja eficiencia y un modelo operativo poco ágil.
La solución: un plan de mejora integral basado en control, estructura y planificación eficiente
El proyecto se estructuró en dos fases: un diagnóstico riguroso y una fase de implantación acompañada por el equipo directivo.
1. Sistema de control y cuadro de mando
Se diseñó e implantó un sistema de control de operaciones que permitió:
- Visualizar resultados por área y por persona.
- Detectar desviaciones en tiempo real.
- Convertir datos en decisiones operativas rápidas.
Se desarrolló un cuadro de mando de operaciones con los indicadores más relevantes, compartido con mandos y equipos, fomentando la transparencia y el enfoque a resultados.
2. Evaluación del desempeño y retribución variable
Se introdujo un modelo de seguimiento individual, que permitió hacer foco en el rendimiento de cada persona. A partir de ahí, se implantó un Sistema de Retribución Variable (SRV) vinculado a resultados económicos, lo que aumentó el compromiso y la orientación a objetivos.
3. Reestructuración organizativa
Se rediseñó la estructura de la organización:
- Separando claramente los roles estratégicos de los operativos.
- Redefiniendo funciones para reducir los puestos auxiliares y reforzar los perfiles con valor añadido.
- Mejorando la cadena de mando y clarificando las responsabilidades.
4. Simplificación del sistema de planificación
Uno de los grandes hitos fue la creación de un nuevo procedimiento de planificación más sencillo y efectivo. Este nuevo sistema se basó en:
- Criterios objetivos (carga de trabajo, demanda real, rendimiento histórico).
- Programaciones más realistas y flexibles.
- Mayor anticipación ante picos de actividad.
Todo esto permitió mejorar la capacidad de respuesta sin aumentar recursos.
El resultado: eficiencia operativa, compromiso interno y una empresa más ágil
Los efectos del proyecto no tardaron en sentirse:
- Se logró un mayor control operativo, con seguimiento real de las tareas clave y resultados por persona.
- El cuadro de mando operativo permitió profesionalizar la toma de decisiones.
- Los equipos ganaron en foco y responsabilidad gracias al modelo de evaluación y retribución variable.
- La nueva estructura organizativa redujo costes ocultos y mejoró la agilidad interna.
- La planificación de producción se volvió más precisa, reduciendo desviaciones y aumentando la productividad.
- La cultura de mejora continua empezó a calar en todos los niveles de la organización.
En definitiva, la compañía pasó de una operativa basada en la inercia a una gestión basada en datos, responsabilidad y eficiencia.
Conclusión: mejorar operaciones empieza por controlar, estructurar y simplificar
Este caso demuestra que la mejora operativa no siempre necesita grandes inversiones. A veces, lo que hace falta es parar, analizar y rediseñar el sistema de trabajo, introduciendo herramientas sencillas, procesos claros y una organización coherente.
Un buen diagnóstico y plan de mejora puede cambiar por completo el día a día de una empresa. Y cuando el rendimiento se mide, se reconoce y se premia, el compromiso y los resultados llegan solos.
¿Sientes que tu empresa funciona bien pero podría ser mucho más eficiente? Te ayudamos a diagnosticar, estructurar y profesionalizar tus operaciones con un plan a medida. ¡Escríbenos y empecemos el diagnóstico y la implantación de tu plan de mejora!
