Que vengan a tu empresa a cambiarte y contarte un nuevo día a día es algo que no se entiende, porque no nos negamos a cambiar, pero sí a que nos cambien. Sabemos que todo cambio que no viene de dentro no es sostenible, y que cambio y día a día forman parte de una misma realidad. Sentimos en la empresa cierta esquizofrenia, destacar que vivimos las tasas de ansiedad y bajas por enfermedades mentales más altas de la historia.
No empiezo con esta frase para explicar qué significa “liderar en la diversidad y adversidad”. Más bien, es un ejemplo práctico de principios clave del liderazgo para que el cambio se pueda producir, y que además sea un cambio que acierte muchas más veces de las que falle, y si falla que lo haga pronto y barato, que los recursos son muy escasos.
¿Cómo potenciar el liderazgo en este contexto?
Cambiar, ser creativos, acertar, involucrar, guiar, … Son clásicos que se acercan a tópicos, así que mejor definirlo con la idea de que, para avanzar, no todo puede estar estructurado, ordenado, pautado… Bien sea por factores internos o externos, la conclusión es que cada día aparecen nuevas piezas de un puzle que ya de por si no tenemos muy claro cómo montarlo (esto ya es diversidad) y que va a haber momentos en los que el instinto, la intuición sustituye a la voz que orienta en lo que debes hacer. ¿y esto qué es?, ¿Cuál es esa brújula que nos permite liderar correctamente y seguir una estrategia empresarial con sentido?
Desde mi propia experiencia en la búsqueda de las soluciones a mis propios retos y ayudando a encontrarlas para otros empresarios, me di cuenta de que era necesario afrontar el futuro con otra perspectiva. Da vértigo en muchas ocasiones, pero creo que tener el valor de exponerse y construir con un propósito, y sobre todo, ser capaz de dar forma a un sistema más complejo, que con las capacidades de todos en una relación de interdependencia y compartiendo este mismo propósito, pudiéramos tomar las mejores decisiones en cada momento, sin tener que decirlo. “Llegas más rápido sólo, pero más lejos acompañado”. Cuando el propósito es verdadero, las respuestas aparecen, porque sabes interpretar mejor los cambios y determinar mejor donde buscar las herramientas y los datos en los que apoyarte. Sin propósito nada te sirve.

¿Qué es por tanto el liderazgo?
Volvamos un momento a esa intuición, a este nuevo modelo más complejo. Porque todavía no hemos hablado del objetivo de todo esto, ¿para qué liderar?. Podemos decir que se trata de aportar el máximo valor posible, aunque más que una causa-consecuencia son dos sinónimos.
Liderar es aportar valor, algo así como “Encontrar soluciones que no están en nuestro contexto”. La frase se parece mucho a la definición de inteligencia: “Capacidad que implica habilidad para resolver problemas y aprender con rapidez”. Solo hay una diferencia entre ambas definiciones, y es que aportar valor, y por tanto, liderar, implica pasión. Propósito de VERDAD DE LA BUENA.
Precisamente esta diferencia es la que hace que aportar valor sea una capacidad que se puede entrenar y mejorar. La pasión convence, cambia las estructuras, derrumba barreras, crea realidades. Pero vamos a lo importante. ¿Cómo mejoramos nuestra capacidad de innovación y liderazgo?
¿Cómo potenciar este liderazgo?
Compartiendo ese propósito, podemos aprovechar todas las experiencias del equipo y tomar mejores decisiones a través del pensamiento sistémico (Peter Senge). Una serie de pasosque también nos sirven para demostrar que todo este proceso empresarial no solo se puede entrenar, sino que directamente está basado en aprender unos de otros.
Dominio personal, primero tengo que ser capaz de dominarme y sobre todo conocerme; aceptar que mi modelo mental es solo mío, algo que me va a dar la capacidad de no negar de primeras ningún pensamiento diferente; segundo crear una buena comunicación a través deescucharnos y sobre todo no obviar la forma más importante de transmitir las cosas, que se alcanza cuando no hace falta hablar. Llegar a un grado de sincronicidad en la que ya sólo hace falta mirarse.
De hecho, si en este punto ya hemos admitido que una sola persona no puede tomar todas las decisiones, solo nos queda aceptar que para que salga bien tenemos que ser capaces de transmitir y comunicar de la forma adecuada. Las empresas son conversaciones, y la calidad de las mismas determina la calidad de las decisiones. Pero para explicar esto también hay que hablar de la segunda parte del titular, nos hemos centrado en el liderazgo, pero ¿qué es eso de la adversidad en las empresas?

¿A qué problemas se enfrenta el liderazgo empresarial?
Volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (Entorno VUCA). Seguramente te suene esta palabra, y si no igualmente la conoces con tan solo pensar en la influencia de la crisis del COVID en el ámbito empresarial y de lo que actualmente se denomina “policrisis”, reciente palabra acuñada en el Foro Económico Mundial, de Davos.
Ansiedad, fragilidad absoluta, absentismo… Vuelvo a otro ejemplo personal: en Improven, como en una infinidad de empresas, la diversidad del equipo ya engloba a tres generaciones diferentes y en breve llegaremos a cuatro conviviendo, en cuatro ubicaciones diferentes, con una infinidad de formaciones,… una tendencia que va a más y que demanda gestionar y transmitir de una nueva forma (y volvemos a la comunicación).
No es fácil comunicar en un sistema tan diverso como el que vivimos. En muchas ocasiones seguimos viendo que se centra en la ejecución de una tarea, en lo que hay que hacer, en cómo hay que hacerlo y la comunicación, junto a todo lo que hemos hablado, es la clave para elevar la mirada y analizar la tarea más allá de su ejecución. El refrán ya nos decía: “- ¿Por qué picas piedras?, hijo. – Porque estoy construyendo una catedral, padre”.
Y si en el modelo actual y en la situación explicada tienes que competir con grandes multinacionales, la clave es ser capaz de conectar emocionalmente tanto con tu empresa como con los clientes a los que sirves. Para liderar hay que ser coherente, y asumir que todos fallamos y aprendemos, que todos tenemos sentimientos y podemos compartirlos. Se trata de ser plenamente consciente de quien es uno, para qué se levanta cada día uno, y ser coherente para autoliderarse y solo así para poder liderar a otros.