Datos, datos, datos. Sabemos lo que son, pero de verdad entendemos el valor real que tienen?
Seamos sinceros. Cuando se habla de transformación digital, la mayoría de las veces nuestra cabeza lo primero que piensa es en el uso de las nuevas tecnologías dentro de las empresas.
¿Pero estamos en lo cierto?
Sí y no. Y tranquilos que ahora mismo lo explicamos.
Antes de nada, tenemos que entender que por el mero hecho de hacer uso de esta tecnología, no estamos “transformando” la compañía, negocio u empresa.
Esta transformación, cambio, evolución o como lo quieras llamar, se basa más bien en las nuevas oportunidades de estrategia de negocio que surgen gracias a estas nuevas tecnologías o herramientas.
Con un ejemplo se ve mucho mejor.
Digamos que es como cuando te compras equipamiento deportivo para salir a correr para ponerte en forma. Zapatillas, ropa ajustada y transpirable, un podómetro… Y sí, por supuesto habrá también un periodo de adaptación.
Pues a una empresa le ocurre igual, esta transformación supondrá adaptar el modelo de negocio para así exprimir al máximo los datos ya existentes (más los que están por venir), así como todo el potencial de las herramientas tecnológicas de las que dispone (y las que se deberían incorporar) para hacer que sus procesos empresariales mejoren.
Lo que queremos que quede claro desde el principio es que la transformación digital no se basa en la tecnología utilizada (Big Data, IA, IoT, etc), sino en su capacidad y uso para conseguir unos determinados objetivos y estrategias corporativas.
Transformarse digitalmente o morir
Sí, es cierto que la cita original de Unamuno no fue exactamente así, pero como bien diría él, toca renovarse.
A día de hoy la transformación digital ha dejado de ser una opción de mejora a convertirse en una absoluta prioridad.
¿Puede ser que se deba a la creciente competitividad que existe en el mercado? ¿A lo complicado que es diferenciarse del resto, sea el sector que sea?
Desde Improven y en nuestra experiencia, más que una prioridad lo vemos como una necesidad. Por eso nos encanta la agenda España Digital.
Otra cosa es que las empresas lo aprovechen. Que se sumen. Que den un paso adelante hacía un futuro tecnológico que está más cerca de lo que creemos.
Tan cerca que ya estamos en él. Lo que tú y tu empresa tardéis en asumirlo, será el tiempo que tendréis que recuperar más tarde.
Según la consultora americana IDC, el 66% de los CEOs afirman que la transformación digital es una pieza clave en el plan de negocios, ya que el cambio puede reflejarse en la experiencia del usuario, en las operativas internas y en el esquema de negocio en sí.
Y si esto no termina de convencerte, decirte que hay otro estudio que nos indica que las empresas nacionales que han decidido adaptar sus procesos, abrazando la transformación, han logrado aumentar sus ventas en casi un 40%.
Sí, es el momento de echar números y sobre todo, ver por qué tú negocio no se ha subido ya al tren de la digitalización.
No hay nada como que nos toquen el bolsillo o veamos que a los demás les va bien (o mejor que a nosotros) para decidir cambiar. Buscar una solución. Una solución que te va a ayudar con:
- La toma de decisiones (estas se basarán en datos).
- Automatización de procesos (lo que supondrá un ahorro de tiempo al no tener que invertirlo en tareas que hasta entonces eran manuales y repetitivas).
- Minimización de los costes.
- Mayor eficiencia de los procesos (es decir, mejores resultados con menos recursos).
La Analítica avanzada: tu aliado en la era digital
Como consultoría, vemos la transformación digital no solo como un salto tecnológico, sino como una evolución guiada por datos reales y concretos.
De ahí que le demos tanta importancia a la analítica avanzada. Tenemos que verla como una brújula cuyos campos magnéticos no son otra cosa que datos.
Datos que nos marcan el rumbo a seguir.
Datos que nos permiten alejarnos de decisiones basadas en meras suposiciones o intuiciones, y nos lleva a un terreno donde cada elección está respaldada por información sólida y fiable.
Deja de moverte por arenas movedizas y asegura cada paso que des con los datos.
Porque como diría Louise Pasteur “Duda siempre de ti mismo, hasta que los datos no dejen lugar a dudas.”
Además, los datos no solo aportan claridad, sino que también son el cimiento para nuevas herramientas y soluciones. Al darle protagonismo a los datos, abrimos la puerta a innovaciones que mejoran procesos y minimizan costes.
En un mundo donde la información es oro, tener acceso y saber interpretar esos datos es esencial. Es la confluencia entre tecnología y humanidad la que genera soluciones verdaderamente impactantes. Porque al final del día, más allá de gráficos y números, buscamos generar valor real, tanto para las empresas como para las personas que forman parte de ellas.
De datos a decisiones: La trascendencia de la Analítica Avanzada en la digitalización corporativa
La inteligencia empresarial ya no se limita simplemente a herramientas que guíen la estrategia corporativa. Eso ya es cosa del pasado. Ahora, son los datos nuestros mejores amigos. Los que nos ayudan, en tiempo real, a desglosar el rendimiento de una empresa, arrojando luz sobre cada uno de sus rincones y proporcionando una base sólida para decisiones estratégicas y anticipación a futuros desafíos.
Si bien la noción de inteligencia empresarial nació en el siglo XX, su evolución ha sido acelerada gracias a innovaciones como el Big Data.
Porque, ¿qué ocurre cuando combinamos el Business Intelligence con el Big Data?
Que obtenemos un poderoso aliado capaz de procesar, en un abrir y cerrar de ojos, información de montañas de datos, ya sean estructurados o no, provenientes de múltiples fuentes.
No obstante, para domar esta avalancha de datos, surgen soluciones digitales especializadas, engendradas en el universo del Big Data. Estas se traducen en las facetas de la analítica avanzada: descriptiva, predictiva, diagnóstica y prescriptiva.
Analítica descriptiva
Como un álbum de fotos, nos muestra cómo ha sido la historia de la empresa hasta hoy, desentrañando tendencias y patrones en áreas como ventas o demandas.
Esta forma de análisis nos ayuda a descifrar el pasado y el presente del negocio, proporcionándonos una comprensión clara y estructurada de cómo ha evolucionado y cuál es su estado actual.
Por ejemplo, a través de esta analítica, una compañía puede observar la trayectoria de sus ventas a lo largo de los años, identificando períodos de alza y de baja. Asimismo, puede descubrir patrones estacionales, como un aumento en las ventas durante las festividades o una disminución durante ciertos meses del año.
Más allá de las ventas, la analítica descriptiva se adentra en una amplia variedad de áreas, desde el comportamiento del cliente y la efectividad de campañas de marketing hasta la eficiencia operativa y los costos de producción.
Es como tener un mapa detallado que muestra no sólo dónde te encuentras, sino también por dónde has transitado.
Analítica diagnóstica
¿Recuerdas a Colombo? ¿Las novelas de Agatha Christie? Como un meticuloso trabajo de detective, este tipo de analítica recopila pruebas, revisa cada detalle y une las piezas del rompecabezas para llegar a una conclusión.
Del mismo modo, esta forma de análisis se sumerge en el mar de datos de una empresa, no solo para mostrar qué ha ocurrido, sino principalmente para comprender las razones subyacentes detrás de esos acontecimientos.
Por ejemplo, si una empresa observa una disminución repentina en las ventas de un producto específico, con este tipo de analítica se investigarían diversos factores, desde cambios en las campañas de marketing y revisiones de productos hasta acontecimientos externos, como alteraciones en la economía o la entrada de nuevos competidores al mercado.
Analítica predictiva
Ideal para todos aquellos que buscan no solo reaccionar al mercado, sino también moldear y liderar sus respectivos sectores, siempre un paso por delante de su competencia.
Como el oráculo de Delfos, la analítica es capaz de revelar misterios ocultos en el horizonte.
En el contexto empresarial, esos misterios se traducen en algoritmos y modelos matemáticos avanzados que digieren y analizan la avalancha de datos actuales para anticipar lo que está por venir.
Es decir, a partir del comportamiento de compra de un cliente en los últimos meses, una empresa puede prever qué productos estará más inclinado a comprar en el futuro más próximo. O, al observar las fluctuaciones en el mercado y el comportamiento histórico de un producto, una marca puede predecir su demanda en los próximos trimestres.
Pero más allá de estas predicciones a nivel micro, la analítica predictiva también se sumerge en panoramas más amplios. Véase identificar tendencias emergentes en el mercado antes de que se conviertan en corrientes dominantes, ofreciendo a las empresas una ventaja competitiva al actuar proactivamente.
Analítica prescriptiva
Llegamos al cuarto y último tipo de análisis que, como si fuera Kasparov, no solo contempla y se anticipa a los movimientos del oponente (lo mismo tú prefieres llamarlo “mercado y competencia”), sino que traza las estrategias y movimientos ideales con los que llevar la partida hacia una victoria segura.
Este enfoque de análisis no solo se detiene en prever el futuro, como lo hace la analítica predictiva, sino que va un paso más allá. Se pregunta: «Dado lo que sabemos que podría ocurrir, ¿qué deberíamos hacer?».
Modelos matemáticos y algoritmos avanzados son los encargados de evaluar una serie de acciones posibles y determinar cuál es la más adecuada para alcanzar un objetivo determinado.
Y como con un ejemplo se entiende todo mucho mejor, pongamos que una empresa de moda detecta que cierto estilo de ropa se convertirá en tendencia. A través de este tipo de analítica podría intuir qué cantidad de ese estilo producir, en qué regiones promocionarlo más intensamente, y a qué precio venderlo para maximizar los beneficios, considerando una serie de variables como costos de producción, logística, y demanda prevista.
La belleza de esta forma de análisis radica en su capacidad para ofrecer soluciones concretas basadas en datos. No se trata solo de tener una visión del futuro, sino de tener un plan de acción detallado para enfrentarlo.
En un mundo empresarial donde cada decisión puede contar, tener un «estratega» de este calibre en el equipo, que se alimenta de datos y aprende constantemente, es una ventaja sin parangón.