Mejora continua en las operaciones de mi empresa
¿Cuándo es el momento adecuado para mejorar? ¿Ayer? ¿El lunes empiezo? ¿Es ahora buen momento con la situación que tenemos delante?
En primer lugar, para saber si mi empresa necesita implementar una metodología de mejora continua, podríamos empezar hablando de qué es eso de la mejora continua.
Considero que hay mucha literatura al respecto y nuestro gran aliado, Google, nos la encontrará con rapidez asombrosa y podremos ver e incluso alguno llegar a entender los muchos palabrejos que hay asociados a ella, nos metemos en el mundo de los Kanban, SMED, Poka-Yokes e infinidad de términos.
Al principio, a mí me generó una barrera que para sobrepasar me tuve que armar de valor.
Si la mejora continua va precisamente de cómo simplificar las cosas y pensar en cómo hacerlas más ágiles y flexibles, comencemos por aplicarlo a su propio entendimiento.
Así, la esencia de la mejora continua, de cualquiera de las operaciones de la empresa, se transcribe con el principio KISS (Keep It Simple Stupid): este acrónimo del inglés que podríamos traducir como “mantenlo fácil, estúpido” es el mantra que debe permanecer detrás de cada decisión, siempre que planteamos cualquier tipo de operación o estemos analizando las existentes.
Keep It Simple Stupid
Bajo este prisma, ahora pensad cuántas veces hacemos cosas complicadas en nuestras empresas o incluso mejor: otras que no son necesariamente complicadas, pero que no tenemos muy claro si realmente aportan valor.
«Siempre se ha hecho así»
Así es. Muchas veces, hacemos cosas para llenar los tiempos, y la gran mayoría de ellas, las personas aseguran que hacen algo de determinada forma porque “siempre se ha hecho así”.
Cuando comento esto con mis clientes y asienten la cabeza, les cuento una anécdota histórica que aprendí acerca de un banco verde de la época de Napoleón.
Resulta que pintaron un banco del Palacio de Tullerias y una vez pintado, pusieron a un soldado de guardia para evitar que las damas mancharan su vestido de verde al sentarse sobre el banco recién pintado.
Unos cuantos años después, continuaban poniendo de guardia a un soldado en el banco verde, hasta que alguien se preguntó por qué había que poner siempre a un soldado ahí y empezó a tirar del hilo hasta que se dio cuenta que ese banco un día fue pintado de verde y era para que no mancharan las damas sus posaderas.
Efectivamente, hasta ese momento nadie se había parado a pensar el por qué de las asignaciones de los soldados, simplemente se limitaban a replicar las asignaciones del día anterior, “siempre se ha hecho así” ya formaba parte de la rutina.
¿Os suena? Pues bien, os puedo garantizar que las empresas, están llenas de bancos verdes.

Las operaciones de mejora continua ayuda a cuestionarnos lo que hacemos de un modo crítico, constructivo y ordenado
Para empezar, yo os recomendaría que la aplicarais en vuestra empresa, empezando a cuestionarnos las cosas. Pero, ¿esto cómo lo hacemos y por dónde empezamos?
Siendo coherentes con lo que estamos diciendo, empecemos por lo fácil: siéntate con tu equipo, interésate por el detalle de lo que hacen y en saber por qué lo hacen y pregúntales. La mayoría de las veces encontrarás grandes generadores de ideas entre tus propios colaboradores, confía en ellos dales seguridad y mételes esa semilla en el cuerpo, que su día a día no sea una secuencia de hábitos no cuestionados.
Mira siempre con “ojos críticos”, cuestiónate continuamente la manera de hacer las cosas, sé ‘contagioso’ en esta tarea y no olvides ¡Hazlo KISS y esfuérzate en encontrar los bancos verdes!
En estos momentos de incertidumbre, debemos ser más críticos con lo que hacemos, cuestionarnos el aporte de valor de las actividades que realizamos y analizar cómo mejorarlas, porque es ahora cuando ser competitivo cobra mayor relevancia. Va a ser más difícil que el mercado nos pague nuestras ineficiencias y la pérdida de competitividad acabará lastrando la línea que da sentido a todo, la línea de las ventas, la línea de la captura del valor generado.