Da lo mismo si es pequeña, grande o mediana. Gestionar una empresa en la actualidad, no es sencillo. Es necesaria una estructura organizacional funcional. Una guía. Un método. Una columna vertebral que haga que no se desmorone todo por esto es fundamental hacer una consultoría estratégica de tu empresa.
Si al ajetreado día a día, le sumamos los cambios que en determinados momentos una empresa debe afrontar, como por ejemplo la transformación digital o el incorporar nuevos perfiles a su plantilla, si además no disponemos de una estructura funcional, apaga y vámonos.
Por eso, en este artículo vamos a ver la importancia de esos procesos, que en algunas ocasiones nos pueden parecer monótonos o repetitivos.
¿Qué es una estructura funcional de una empresa?
Lo mismo que un barco, una empresa necesita un capitán. Alguien que gobierne, que sepa lo que hace, que tome el control y sea capaz de llevarlo a buen puerto.
Dentro del mundo corporativo, la estructura funcional emerge como respuesta a la demanda de contar con expertos en áreas específicas dentro de la organización. En esencia, este modelo organizativo se basa en la agrupación de equipos según su área de especialización, estableciendo una jerarquía vertical.
¿Qué implica esto? Pues que cada segmento de la empresa, tendrá un líder y un equipo dedicado exclusivamente a ese dominio.
Desde nuestra experiencia, tenemos claro que el principal valor de adoptar una estructura funcional reside en la habilidad de la empresa para maximizar la utilización de sus expertos, garantizando una operación eficiente.
¿Y sabes lo mejor? Que esta configuración es versátil. Es decir, que se puede adaptar tanto a empresas que ofrecen pocos productos pero en grandes cantidades y a costos reducidos, como a grandes conglomerados multinacionales.
Características de la estructura funcional en la empresa
Para que una empresa alcance su máximo potencial, es esencial que cuente con una estructura organizacional sólida y bien definida. La estructura funcional, respaldada por años de experiencia en el mundo corporativo, ofrece características distintivas que la hacen sobresalir:
1. Liderazgo especializado
Cada departamento o función tiene un líder con experiencia y conocimiento profundo en esa área específica. Esto garantiza que las decisiones se tomen con base en el expertise y no en meras generalidades. Alguien que sepa hacer algo perfecto y no alguien que sepa hacer de todo un poco.
2. Claridad total en la responsabilidades
Un fontanero, un carpintero y un albañil pueden trabajar en un mismo proyecto, una vivienda, pero no van a desempeñar la misma función. Al tener equipos agrupados por función, cada miembro tendrá un rol específico y bien definido, lo que elimina ambigüedades y potencia la eficiencia. El “Zapatero a tus zapatos” de toda la vida.
3. Integración estratégica
Aunque cada departamento tiene su especialidad, todos están alineados con la visión y misión de la empresa. Esto asegura que, aunque trabajen en áreas diferentes, todos avanzan hacia un objetivo común. Que sí, que podrás jugar en la defensa y no en la delantera, pero tanto el portero como el mediocentro jugáis en el mismo equipo. ¿Y todos queréis ganar, verdad?
4. Adaptabilidad y flexibilidad
Como Neo esquivando las balas en “Matrix”, gracias a la estructura organizacional, tu empresa podrá adaptarse a cambios en el mercado. O quizás a cambios internos. ¿Quién sabe? Lo que sí sabemos es que cada función podrá evolucionar según las demandas sin afectar a las demás.
5. Eficiencia en la formación
Al igual que las tribus urbanas, al estar agrupados por especialidades, es más sencillo identificar y cubrir las necesidades de formación y desarrollo de cada equipo. Todos hablarán el mismo idioma y sabrán qué es lo que más puede afectarles y con qué hacer su trabajo más sencillo.
Ventajas de adoptar una estructura organizacional funcional
Sabemos lo que estás pensando.
¿Qué pasa si llevo a cabo la implementación de la dichosa estructura en mi empresa? ¿Dónde están los beneficios? ¿Dónde se esconde el premio? ¿Qué hay para nosotros? ¿Qué sacamos?
1. Especialización máxima
Si cada equipo se convierte en un experto en su área, conseguimos que se eleve la calidad del trabajo y se reduzcan los errores.
2. Sinergia organizacional
Como todos tenemos nuestros roles claros, evitamos la duplicidad de tareas y, además, se fomenta la colaboración entre departamentos. Créenos, es posible. Lo hemos visto con nuestros propios ojos.
3. Control eficaz
Como cada líder conoce en profundidad su área, con un simple vistazo, será capaz de identificar rápidamente las áreas de mejora, haciendo que la supervisión y el seguimiento se vuelvan mucho más sencillos.
4. Flujo de información estructurado
Ahora hablamos de tú a tú. La comunicación se ha vuelto más fluida y organizada. ¿Y sabes por qué? Porque todo el mundo sabe a quién dirigirse y cómo transmitir la información. Bienvenidos/as a la comunicación activa.
5. Escalabilidad
¿Quién no jugó a amontonar piezas para ver hasta dónde podía llegar? Muchas veces se caían, pero llegaba siempre un momento en el que entendías que para que no se cayera, había que añadir más piezas, pero siempre siguiendo un orden y coherencia. Pues ahora llévatelo al mundo empresarial.
Si estás interesado sobre este tema, descubre cómo mejorar la estructura funcional de una empresa.
Tipos de estructuras funcionales en la empresa
Creo que si has llegado hasta aquí, tendrás más que claro que la estructura organizacional es esencial para el éxito de cualquier empresa.
Pero, ¿qué tipo de estructura organizacional elijo? ¿Cuál se adapta mejor a mi modelo de negocio?
Si tienes cualquier tipo de duda, recuerda que siempre puedes comunicarte con nuestros expertos, para ayudarte a encontrar una solución a tu medida.
Mientras tanto, puedes echarle un vistazo a estos tipos de estructuras.
1. Clásica o Burocrática
Conocida por su rigidez jerárquica, se basa en nombramientos por méritos y enfoque en objetivos claros.
¿Por qué gusta? Por ser una cadena de mando clara, con evaluaciones de desempeño para medir la eficacia profesional. En este modelo, el liderazgo se suele concentrar en los niveles superiores.
Sí. Es un modelo tradicional, pero ampliamente adoptado en grandes corporaciones.
2. Estructura por departamentalización
Como su nombre indica, la organización irá segmentada en departamentos basados en funciones, productos o bien geografía.
A una empresa le da la oportunidad de poder establecer objetivos específicos para cada departamento. De esta manera nos aseguramos que las tareas no se dupliquen.
¿Para quién? Puede ser ideal para empresas con diversidad en productos, servicios o ubicaciones.
3. Estructura matriarcal
¿Qué sería de nosotros sin nuestras madres? Este modelo organizativo es una fusión de las áreas funcionales con las áreas de proyecto, promoviendo la colaboración entre equipos. Sí, como buenos hermanos.
Si bien es cierto que carece de una línea de mando estricta, fomenta la autogestión y el desarrollo multidisciplinario del equipo.
Si tu empresa busca flexibilidad y adaptabilidad, este modelo está hecho para ti.
4. Estructura circular
Como el infierno de Dante o los anillos de un árbol, esta estructura se organiza por niveles jerárquicos en círculos concéntricos, con una autoridad central. Un núcleo.
Sabemos que puede llegar a ser un poco compleja, sin embargo, tiene una cosa muy enriquecedora empresarialmente hablando que es que permite la coexistencia de múltiples roles en un mismo nivel jerárquico.
Desde Improven os la recomendamos a todas aquellas organizaciones que busquéis una estructura jerárquica pero que disponga de niveles de colaboración.
5. Estructura en red
Como un enjambre de abejas, todas interconectadas entre sí, la estructura en red se compone de diversas unidades que trabajan de manera colaborativa.
Ayuda a promover una dinámica de trabajo única y en conjunto.
¿Quiénes son los idóneos para este modelo de organización? Pues todas aquellas startups y empresas modernas que buscan agilidad y adaptabilidad en un entorno cambiante.
